lunes, 18 de mayo de 2009

17 de Mayo de 2009

Son las once. Finalmente he conseguido incorporarme. Llevaba ya un rato largo luchando contra la claridad que entraba por mi ventana en este insólito, claro, día canadiense.

Enciendo el ordenador y compruebo los mensajes del correo. Había estado más de dos semanas esperando noticias de mi jefe... la cosa sigue sin cambios.

Ojeo también los mensajes personales. En concreto uno, de mi cómplice y todo, me sumerge en la melancolía.

Me levanto, me ducho. Me pongo las mejores galas que puede albergar un equipaje de dos meses, y salgo a preparar café... Supongo que es la adicción, o tal vez esa imagen bohemia y tranquila que tengo en mi cabeza, la del desayuno con la primera lectura de la mañana, la que despeja mi mente al tomar la dosis. Ahora puedo pensar con claridad.

Busco lectura, Gracias por el fuego, buen momento para recuperarlo de mi larga lista de libros pendientes. Leo unas veinte páginas...

Ahora estoy preparado para mi particular homenaje. Pasaré así el resto del día. Leeré en casa con camisa y zapatos frente a las asombradas miradas de mis compañeros... Impotente ante sus preguntas. Qué más les puedo decir... Una frontera más grande que todo el océano Atlántico nos separa. El Maestro se ha ido y no puedo leer con ellos.

Quizás me tome una copa de vino a su salud... Quizás sólo revise notas y escritos antiguos y lea algún poema... Recordando todos esos momentos en mi juventud, todas esas letras que describieron mi vida, y la de tantos...

Por eso, por la denuncia y la lucha, por todos las buenas sensaciones que dejaste bajo millones de atentas bombillas...

Gracias, Maestro Mario.

Táctica y estrategia

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.

Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos

no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple.

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

(Mario Benedetti)

No sabe cuánto me hubiera gustado conversar con usted.

1 comentario:

  1. ...pero nos ha dejado cientos de conversaciones pendientes. Todas apetecibles, todas abiertas.

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